Por medio de estas líneas quiero ofrecer mi opinión en torno a la polémica generada por importantes articulistas, periodistas y politólogos, en relación a su desacuerdo en que los actuales diputados de la bancada de la mesa de la unidad democrática en la Asamblea Nacional, opten en las próximas elecciones a cargos de elección popular como las Alcaldías, Gobernaciones y la Presidencia de la República.
Al respecto debo comenzar diciendo, que a todos ellos les asiste el legítimo derecho de querer aspirar a dichos cargos, pues, ni la Constitución, ni la ley orgánica de procesos electorales ni el mismo reglamento emanado por la MUD para las venideras elecciones primarias, se lo impiden.
Debe quedar claro, que en el supuesto de que un diputado de la AN salga electo para otro cargo, no significa que las fuerzas del bloque democrático perderemos ese escaño en este importante espacio. No, ahí está su suplente, y del cual teníamos conocimiento al momento de votar y que hoy pareciera no ser debidamente valorado, por quienes al respecto opinan y quizás olvidan que este defenderá las posiciones de la fracción opositora con la misma responsabilidad y contundencia que hasta el momento lo han hecho sus principales. De hecho, debido a las obligaciones de los diputados de trasladarse al interior o exterior del país en el cumplimiento de sus funciones, muchos de sus suplentes ya han ocupado el puesto de sus compañeros de fórmula, tanto en las sesiones como en las reuniones de las comisiones a las que pertenecen, y lo han hecho muy bien.
No debemos olvidar que en muchos Estados, los hoy diputados fueron escogidos por ser unos líderes natos e indiscutibles de su región. Nadie elevó su voz para decir: vamos a guardar este para Gobernador o aquel para Alcalde, no, había que jugarse el todo por el todo para llevar el mayor número de los nuestros a la Asamblea Nacional. Pues bien, en algunos casos, ocurrirá que ellos vuelvan a ser las figuras claves que pudieran garantizar el triunfo en una Alcaldía o una Gobernación, y desde el punto de vista de la recuperación de espacios, estos son muy necesarios, toda vez que es bien sabido que el margen de maniobra para hacer frente a este régimen y demostrar que hay otras formas de gobernar, en esas instancias de la administración pública es mucho mayor que el que hoy tienen en la Asamblea Nacional. Es decir, proponer a un diputado para recuperar una alcaldía o gobernación por ser este el que más opción tenga para lograrlo a cambio de dejar al suplente en la curul, no suena para nada disparatado.
Algunos articulistas han calificado esta pretensión de hasta de traición a los electores. Me resultaría ilógico, por decir lo menos, que como elector yo me sienta traicionado si al día de hoy algún diputado o diputada de nuestra Asamblea se lanza al ruedo de las primarias por que existen elementos serios que nos hagan pensar que es el o ella quien pueda derrotar al Chávez en el 2012.
Parto del principio de que nuestros diputados son venezolanos responsables y conscientes del momento que vivimos y que si escogen servir a Venezuela desde otra tribuna será porque piensan que desde esa serán más útiles, no creo que se muevan por meras aspiraciones personales y mezquinas.
Me parece absurdo que a parte de todo el ventajismo electoral y de abuso de los poderes públicos que ha utilizado el gobierno en cada uno de los procesos electorales vividos, también desde sectores de la oposición se pongan alcabalas a quienes tienen el legítimo derecho de postularse. Que opinión hubiesen emitido estos articulistas e intelectuales si el poder electoral haciendo uso de cualquier excusa y con el apoyo de su aparataje jurídico, hubiese establecido esta limitación a los actuales parlamentarios porque en las encuestas alguno de ellos superara al candidato del gobierno? De seguro no lo avalarían, pues verían que de tal decisión el régimen buscaría beneficio y ventaja propia. Visto esto, yo los invito a que analicemos con más estrategia y olfato político este tema. Nos jugamos casi todo en el 2012, de poco servirá esta Asamblea si el régimen se consolida, pues poco le importara ya una vez convencido de la eternidad de su poder, llevarse por delante a los diputados y entre ellos a lo mejor a quien pudo sustituirlo en Miraflores, pero que por una suerte de auto-inhabilitación opositora se nos negó esta oportunidad histórica.
Quiero dejar claro que le profeso un gran respeto a estas personas con quienes hoy, quizás por primera vez, no comulgo en sus opiniones y a quienes reconozco su indiscutible vocación democrática, pero no me parece justo crear una matriz de opinión que desde ya comience a influir sobre los electores en una transcendental decisión que en la oportunidad de las venideras primarias cada uno tendrá la libertad de elegir a quien mejor le parezca para conducir los destinos de su ciudad, de su Estado y de la Republica.
Jose Antonio Vega C.
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